​No hay mal que por bien no venga

José María Rodríguez Cepeda



El marido vociferó de nuevo pidiendo el café. Había llegado del trabajo a las tres y cuarto, más o menos como todos los días, y como todos los días se había encontrado la mesa puesta y a la mujer esperándole para comer. Todo en orden de revista. Pero, al parecer no le habrían ido bien las cosas o lo que fuese, lo cierto es que el impecable orden de los platos y de la cubertería y los alimentos puestos a la mesa hoy no le bastaban. Necesitaba descargar su furia contra alguien, vociferar y nadie más a mano que su sumisa esposa para ello.

​-Aquí lo tienes, hijo, parece que te vas a morir si no te lo tomas rápido. Aún debes de tener el sabor de la carne en la garganta.

​Ella, azorada, depositó la taza humeante sobre la mesa al tiempo que lo miraba con el rabillo del ojo. Él abrió el periódico, se despatarró y se tumbó en el sofá en donde estaba sentado, ignorando por completo el café. ​Desde la cocina se oían las noticias del telediario, estaban dando el pronóstico del tiempo y parecía que en lo que quedaba del día la borrasca, que había azotado la ciudad en los dos últimos días, iría en aumento.

​-Vente un rato para acá -ordenó él de nuevo.

​Ella se secó las manos, se quitó el delantal y fue de nuevo al comedor. Se sentó en la silla que estaba frente a él ofreciéndole su perfil izquierdo y miró el televisor.

​-Vaya, parece que hoy has ido a la peluquería -dijo él desde el sofá con los ojos medio cerrados.

​Ella no dijo nada, se echó hacia atrás la melena y siguió mirando el televisor. Ahora tocaba la crónica rosa. Se la notaba nerviosa, más nerviosa que de costumbre.

​- ¿Qué plan tienes para esta tarde?

​Ella le dijo que a las cinco había quedado en recoger a Laura y que irían al gimnasio. Necesitaba, eso dijo, perder un par de kilos para que le entrara el traje que se había comprado. La boda era la semana que viene. Él rezongó por toda respuesta.

​- Puaff, este café está frío... -la miró con odio- ...ya ni el café te sale como Dios manda. ¡Maldita sea! Y, aparte, para una tarde que tenemos para estar juntos, vas y quedas con esa pesada.

​- Cariño, tardes para estar juntos las tenemos todas. Pero esta, no. Necesito con urgencia perder peso, el día de la boda está a la vuelta de la esquina.

​- Pero, ¿cómo vas a salir con este tiempo? Además, ¿no crees que te has puesto demasiado guapa para el gimnasio? Más bien parece que vayas a desfilar por una pasarela.

​Ella se ruborizó y los latidos de su corazón se aceleraron. Por un instante pensó en, al menos, cambiarse los tacones por unos zapatos de suela baja pero era inútil, él ya los había visto. Cuando notó que él se había adormilado se levantó de la silla sin hacer ruido. Cautelosa, entornó la puerta, fue al cuarto de baño, se dio un último toque en el pelo con el cepillo y se roció el cuello con unas gotitas de Channel número cinco. Cogió las llaves del coche del cajón del mueble de la entrada y cerró la puerta del piso con toda la suavidad que pudo. En el ascensor tuvo tiempo de echar una rápida mirada al reloj. Iba tarde.

​Cuando ella salió, él se desperezó, fue al mueble bar y se sirvió un whisky. Sonrió. “No hay mal que por bien no venga”, pensó a continuación. Toda la tarde para él, ningún requerimiento extemporáneo de excesos amatorios en el horizonte. Se echaría una buena siesta y después ya se vería.





​​​José María de Cepeda
. Sevilla, España, 1954. Investigador, ensayista, poeta, periodista, novelista. Estudió Leyes. Más tarde realizó un Máster sobre "Periodismo turístico y de viajes" patrocinado por la Universidad Complutense, y fue alumno del "Curso de Creación 1994-1995" impartido en la Escuela de Letras de Madrid. Ha escrito poemas y relatos que han visto la luz en diversas antologías y publicaciones periódicas, tales como "El Correo de Andalucía" y "Cuadernos de Roldán". Ha colaborado con Radio Nacional de España en espacios de contenido turístico y ha publicado artículos de viajes en la revista "Península" así como en diversas webs. Fue finalista del premio "Almojábana" de poesía, convocado por la Delegación de Alumnos de la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla. Asimismo ha sido finalista del concurso de cuentos patrocinado por la revista "Escribir y publicar" y de la edición del 2006 del certamen de relatos "La lectora impaciente". Fue ganador del I Concurso de Microrrelatos "El tercer tiempo", convocado por el taller Literario de la Casa del Libro de Sevilla. Ha publicado Monte Brasil, su primera novela. Por obvias razones familiares y literarias se interesó por la figura de Gertrudis Gómez de Avellaneda, autora sobre la que posee una considerable biblioteca y ha escrito algunos artículos, que han sido publicados en letra impresa así como en la revista electrónica "La Peregrina Magazine", cuya Sección de GGA se honra en dirigir desde la distancia.



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