Conversación con un ciervo (Ultima parte)
(Entrevista a Félix Luis Viera, autor de La que se fue, antología recientemente publicada de su obra poética.)


CKA -Eso no hay que analizarlo mucho, sabemos perfectamente la política cultural de la Isla, y también los cánones establecidos, muy bien asimilados por la intelectualidad, ya sabes que allí normalmente hay que seguir una metodología, mediatizada con el poder si quieres sobrevivir. Pero en este caso, ¿piensas que este señor siente algo así como una especie de inquina personal hacia ti, quizás celos porque has logrado escribir lo que a él le ha sido imposible, o sucede que a estas alturas le resultas molesto al gobierno de La Habana y han decidido censurarte?

FLV-
No, al contrario, creo que Francisco López Sacha me tiene cariño. Es decir, si le preguntan, pienso que responderá que siente cariño por mí, un viejo cariño; no hay razón para que sienta inquina para conmigo por razones personales o profesionales; no sé si en el caso de la política, algún resentimiento, que no merezco. Esto último no lo puedo asegurar. Por otra parte, él ha escrito una obra cuentística muy importante. Yo no sería capaz de omitirlo si relacionara a los cuentistas destacados de la década de 1980.

En el texto que nos ocupa, el camarada Sacha incluye a algunos autores residentes en el extranjero, pero es imperdonable que excluya, por ejemplo, a Luis Manuel García Méndez, Osvaldo Navarro, Carlos Victoria, Andrés Jorge o Sindo Pacheco. Esto nadie lo entendería. De nuevo: ¿amnesia?, ¿mala fe?, ¿mala leche? No sé. Pero estos olvidos hacen que su periodización quede invalidada.

Otros ensayistas, a quienes considero más metódicos, más serios, menos venales que el camarada Sacha, han citado mi obra en sus textos. Claro, nada de esto, ni lo que suena a favor, ni lo que suena en contra, debe alterarte en algún sentido: el asunto es escribir y adelante. La vida dirá. Yo, de mí, no voy a hablar; quien quiera, que lea lo que humildemente he escrito y lo que, con verdadera imparcialidad, algunos han dicho sobre ello.

Pero mira, te decía que Francisco López Sacha a veces resulta muy raro. Hace ya tiempo escribió un ensayo en la revista Literatura Cubana donde ponderaba positivamente mi libro de cuentos Las llamas en el cielo y desechaba En el nombre del hijo, del mismo género; ambos aparecidos en 1983. En el nombre del hijo había recibido el Premio de la Crítica de ese año, pero al camarada Sacha le parecía superior Las llamas en el cielo (voy a omitir los elogios que entonces y luego tuvo para este libro), de modo que su reacción contra el primero (¿o contra el jurado que lo premiara?) fue irracional. Afirmaba en el ensayo aludido que la deficiencia fundamental de En el nombre del hijo era la huella tan palmaria de Luis Felipe Rodríguez. Ésta era una de sus clásicas improvisaciones. Nada, ni remotamente, tenía que ver mi libro con la obra del autor con la cual lo comparaba. Daba risa. "Se volvió loco", me comentó alguien que leyó el ensayo.  Luego, el camarada Sacha, en una exposición oral, se retractó.

Otra de sus extrañezas. López Sacha ha demostrado ser un excelente cuentista. Sin embargo, al parecer se apasionó tanto con un cuento de Miguel Mejides, Mi prima Amanda, que lo llevó a escribir una especie de paráfrasis de esta narración que, la verdad, como muchos afirman, no hay nada más parecido a un inocente plagio.

CKA-De plagios está sobregirado el camino de la Literatura y el Arte, recuerdo el escándalo que hubo en Europa por El Jardinero y la Muerte, de Pieter van Eyck, que en realidad era un cuento breve de Borges, y éste a su vez lo había tomado de Cocteau, y al final resultó que su verdadero origen se encontraba en la Persia del siglo XIII. Como ese existen cientos de casos. ¿Lo más probable sea que el señor Sacha se haya inspirado en esa larga trayectoria de plagios históricos?

FLV- No, no lo creo, porque los plagios que mencionas son material para detectives. Y eso tan parecido al plagio que llevó a cabo el camarada Sacha, fue algo inocente, a la luz del día, sin ocultamiento; un plagio –si al fin lo es, para lo cual habría que buscar consenso– inconsciente, llevado por el amor, digamos.
 

Ya que seguimos tocando el Tema Francisco López Sacha, quisiera decir algo que sí me ha dolido. Voces amigas, y de toda confianza, me hicieron llegar la detracción que, junto con otros elementos de la intelectualidad cubana de "adentro" –éstos sí oportunistas y en alguna medida "oficialistoides" a conveniencia, a cambio de migajas– llevó a cabo el camarada Sacha de mi novela Un ciervo herido. No quiero decir que la novela sea una genialidad, sólo que, desde su silla en la presidencia de la Asociación de Escritores de la Uneac, sonaba sospechoso que él diera opiniones despiadadamente negativas sobre una novela de las que llaman contestatarias, pues ya sabemos de qué trata Un ciervo herido.

Pero total, ya estamos en el socialismo del siglo XXI y, al final de éste, nadie se acordará de Sacha ni de mí ni de los que omite ni de los que menciona, ensalza o denigra. De nada. Somos unos pobres tipos y un manojo de cuartillas entrampados en el infinito.

CKA - Tampoco estoy de acuerdo con esto, porque al leer en tu poema Leyenda "…la ternura estaba sentada, hacía milenios, en una piedra alta, visible desde todas las esquinas de la Tierra. O sea, que tú, estabas sentada sobre esa piedra, hacía milenios", he reconocido, como en otros de tu libro La que se fue, una poesía que trasciende, que eleva, que no podría morir y sí ser recordada como lo que pienso que es, magistral poesía escrita por un gran poeta, y ya sabes que los grandes poetas nunca son olvidados… Horacio… Firduci… José Martí… Lorca…

FLV-  Qué va, esos que mencionas sí son grandes poetas, aunque, en mi humilde opinión, han trascendido tanto hasta hoy porque entonces eran menos los poetas (hoy hay una cantidad tremenda de poetas por kilómetro cuadrado) y porque escribieron desde Antes, desde las cunas de la Civilización y los seres que surgimos luego los hemos venido arrastrando, ya con el sello puesto. Sin embargo, hoy son muchos los poetas que, si vivieran en circunstancias semejantes a la de aquellos tiempos, serían catalogados de Grandes, pero son muchos digo, no es posible que haya tantos Grandes; ya es mejor y más fácil dejar a aquéllos como los Clásicos, los Grandes.  ¿Y yo?, yo no, yo soy uno más en la multitud; acaso habré escrito algunos versos atendibles. Y aun, tal vez, ni sea poeta, como afirma por ahí, cada vez que viene al caso, el poeta cubano César López, residente en Cuba. Y una opinión como la de César López, un excelente poeta y un hombre sumamente culto e inteligente, debe atenderse, debe atenderse.

CKA-De todas formas, la grandeza es relativa, no acabo de entender el concepto de "gran poeta" dicho con propiedad de oráculo, ni creo en quienes clasifican y descalifican a los poetas, pero bueno, hablando de Un ciervo herido, ¿alguna vez sentiste la irresistible sensación de ajusticiar a tus carceleros? ¿Quién es en realidad Guillermo la Rumba? Si lo fuera, como personaje de ficción es desgarrador, y no sé si "compasión" es la palabra exacta, pero conocer a este personaje me hizo sentir vulnerable, con unos deseos tremendos de abrazarlo y decirle que no estaba solo, que todos éramos de alguna manera u otra, víctimas del tiempo que nos tocó vivir.

FLV- No, primero sentía mucho miedo. Después  comprendí que ellos creían que estaban cumpliendo con un deber en pro del Futuro, de la Prosperidad. Desde el punto de vista de ellos, llevaban a cabo el deber de limpiar a la Sociedad de la lacra social, reeducándola con el "trabajo creador". Estaban seguros de eso. Se creyeron el cuento. Eran víctimas también. ¿La ira, en aquellos momentos, contra los autores intelectuales de las Umap? Sí.

Gloria al gran Guillermo la Rumba, el de la "vida real", el de la ficción, que vienen siendo lo mismo. Gloria.



    Y gloria a los ciervos, por el instinto defensivo tan arraigado que tienen como estirpe, por su valentía y por la nobleza de su corazón,
condiciones que no les impiden llegar a ser grandes poetas.




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