V

Sol en el agua y paz.
(Y este deseo mío tan extraño
de irme en todos los barcos que se van.)

Marinera de muchos barcos
de infinitos puertos
eso he sido desde niña
Desde que las mariposas se perdían en aquel jardín francés
de mi infancia
Desde que conocí a mi hada
en el cantero de un centro comercial
El hada que me descubrió los tesoros de mi pecho
y nunca más volví a ver
Desde que jugaba en el patio de los higos
entre los castillos que formaban sus ramas
Un patio inmenso
sólo limitado por los conejos y los gatos
Desde que vi el mar por primera vez
y después muchas veces más
siempre distinto
siempre tan igual a mi corazón
A un corazón tan pequeñito
donde casi no cabían las tormentas
que nacían y morían en él
Por eso el mar me regaló la laguna roja
oculta en un bosque de uvas caletas
roja como la sangre -pensaba yo-
y mía sola
No -me respondió-
también de los pájaros
los peces
y los sueños

Vengo de cruzar los siete mares
primero como Honorata
después como las princesas
hadas y corsarios de mis mejores cuentos
He penetrado en todos los árboles
volado con los pájaros
nadado con los peces
He conocido todas las orillas
y por ajenas que fueran
no les he tenido miedo
Para mí
de algún modo
todas han sido hermosas

Mucho después penetré en el corazón del hombre
y creció mi deseo de hacerme un barco que cruzara sus ojos
Ese deseo mío -tan extraño- se me dio
y vi que todos los corazones eran un solo corazón
que todos los dolores eran un solo dolor
que de alguna manera
ese ir y venir de puertos distintos
me enseñaba a refrescar el desconsuelo
a comprender la alegría

No quiero amarras
quiero navegar por oscuras ensenadas
y puertos abiertos al sol
me guía su reflejo en el agua
el resplandor de su paz


VI

Solo clavándose en la sombra, chupando gota a gota el jugo vivo
de la sombra, se logra hacer para arriba obra noble y perdurable.

A tientas anda mi alma
a tientas
por un laberinto oscuro
de paredes interminables
y piso de agua

Los ojos
cansados de esperar
reconocen el vacío
el largo
lento
inagotable vacío
el vacío sin prisa
devorador de respuestas
de tiempos
de cuentas mal sacadas
de corazones con reloj

El vacío devorador del fuego
de las entrañas
y por fin de las cadenas
(dicen que de las cadenas
por fin)

...no se puede ser todo flor..., y el que no ponga el alma de
raíz, se seca.

Ya ni siquiera queda la raíz
ni el recuerdo de la sequedad
Es como irse volviendo polvo
y sentir que te soplan de a poquito
hacia un vacío blanco
con olor a naves quemadas
a salto desnudo


No hay eco
no se oye una voz
ni se ve
ni se siente
ni se sabe
Es morir una muerte ajena
por amor
por una promesa de luz


Elena Iglesias




Biografía






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