The hours


Son las horas que presienten las horas.
Las que reinciden en un juego interminable de espejos repetidos.
La mano sobre el picaporte
abre la puerta
por donde otra persona sale.
Pero es la misma mano
y el mismo cuerpo al que todo pertenece,
incluso el objeto ajeno de la puerta.
Nunca se me ocurrió pensar que en mí comenzaba la historia,
sino que no fui más que la confirmación de algo que había alguna vez,
que hubo, quizás en otra parte, en otro pasado
o en alguna visión que estaba por suceder y encontrar su realidad.
Son las horas
que componen definitivamente las horas con más peso y trascendencia
por las que esperan todo el resto de aparentemente superfluas horas.
Nadie ha podido medir el tiempo real de estas horas.
Ni los médicos ni dios alguno.



David Lago González © 
Madrid, 4 de mayo de 2011



La Peregrina Magazine (c) 2011