Margot


                                                             Para Esa Margot



Hace dos mil años
en el Maracabí,
en la época del cocuyal
Margot de Cefiralia
bordó las penas.

A salto de grillo
enyuntó los vacíos
y del acopio
resultó la vastedad de la nada.

Margot de Saragoitia y Riveras de Colmenares
no se anda con tapujos.
Parada en sus ovarios
enfrenta al Minotauro
ignorando el laberinto.

No le acoquina
el silbido de la Parca,
ni le acongoja
el recurrente recurrir del Tiempo.

Margot de Aristigueta
cojita con la penumbra de la noche,
desarma a golpes de astucia
el entramado de Soren Kierkegaard
resiste los embates de Kant
y el sibilino encanto de Nietzsche.
No se turba en los arriscos.

Pero Esa Margot prevalece a todas
no precisa más que de sus ojos.




Augusto Lemus